Mientras las calles de Gràcia empiezan a llenarse otra vez de gente tras la soleada jornada y el inaguantable calor que habita en la ciudad, un ático se prepara para una fiesta de cumpleaños: lucecitas colgando, farolillos de colores, velas que envuelven la terraza…todo pensado al detalle por el novio de la homenajeada. Si a parte de la cuidada decoración y el gusto por el detalle, le sumas las magníficas vistas de la ciudad por la noche, el lugar no podía ser más perfecto para la fiesta.
En la mesa, patatas, ganchitos, gominolas mil, uno nachos con guacamole de infarto, tortillas de patata, pizza…..cual guateque de los ochenta se tratara.
A las 12, silencio. ¡Llega el pastel! Bueno, ¡los pasteles! El primero, un delicioso pastel de limón con merengue, mientras que el segundo era un ligero pastel de cacao con vainilla y crema de queso por encima. Un deleite para los paladares más selectos. Y es que las manos de Home-made Party, o lo que es lo mismo, Sara, ¡cada vez se supera más! Si el pastel de chocolate era meloso y suave; el de limón era una explosión cítrica de sabores que encandiló a todos los presentes en la fiesta.
